Ubicado en el Valle de Beca, a poco más de 80 kilómetros de Beirut, se encuentra la localidad de Baalbek. A lo largo de su milenaria historia, por este territorio libanés han pasado distintas e importantes culturas como los fenicios, griegos o romanos, que convirtieron Baalbek en una notoria ciudad en el pasado.
En aquella tierra, el viajero que se anima a descubrirlas puede disfrutar de todo un Patrimonio de la humanidad por la UNESCO conocido como las Ruinas de Baalbek, un impresionante complejo de antiguos templos romanos que mantienen un gran estado de conservación desde hace miles de años.
En el blog de hoy, os descubriremos este histórico lugar ubicado en Líbano y que muestra el esplendor de las grandes culturas que se asentaron en la zona.
Inicios Finicios
Tiempo atrás, lo que ahora conocemos como las Ruinas de Baalbek fue un destino de gran importancia para la cultura fenicia. Este consistía en un santuario erigido en honor a la diosa fenicia Baal, una deidad de aquella cultura representada con astas de toro para simbolizar su fuerza vital, la característica principal que tenía como diosa.
Años más tarde, hicieron acto de presencia los griegos en la localidad. Los helenos mantuvieron el estatus sagrado del lugar asociando la figura fenicia de Baal con su dios del sol, Helios, y cambiando el nombre de la ciudad por la de Heliópolis.
Sin embargo, más allá de fenicios y griegos, los grandes días de Baalbek tuvieron lugar durante su época romana, periodo en el que se convirtió en todo un estandarte de aquella cultura.
La Huella de Roma
Con la llegada de Roma a Baalbek, se decidió transformar la finalidad y la estética del santuario. De este modo, el dios romano Júpiter se convirtió en el gran protagonista de aquel monumento, pero mantuvieron elementos fenicios, como las astas o los rayos, ya que estos atributos también eran símbolos asociados a este dios.
La ciudad poco a poco fue ganando en importancia y en ella se erigieron tres templos en honor de tres grandes dioses romanos: Venus, Baco y el propio Júpiter.
Templo de Júpiter
Asociado al gran dios Júpiter (Zeus en la mitología griega), era un templo de gran tamaño protagonizado por una inmensa estatua del dios situada en un amplio patio. Aparte de esta escultura, su principal atractivo eran sus inmensas columnas, consideradas de las más grandes y pesadas que podrían existir en aquellos tiempos. En la actualidad solo quedan en pie 6 de ellas, pero mantienen intacto ese aire de grandeza que las caracterizaba por aquel entonces.
Templo de Baco
De dimensiones un poco más reducidas que el de Júpiter, encontramos el Templo de Baco. Este monumento estaba consagrado al dios romano del vino, uno de los más venerados por aquella cultura. De los tres templos, es el que actualmente se encuentra en mejor estado, hasta tal punto de ser considerado uno de los templos romanos mejor conservados del mundo. Sus grandes relieves con motivos relacionados con Baco y su imponente tamaño, lo convierten en la atracción principal de las ruinas.
Templo de Venus
Es el templo que peor se ha conservado de los tres. Apenas queda nada, pero lo poco que ha sobrevivido al paso del tiempo nos da mimbres más que suficientes para imaginar el esplendor que debió de tener en sus grandes días.
Un destino lleno de historia
Las Ruinas de Baalbek es uno de los mayores reclamos turísticos de todo Líbano. Su increíble estado de conservación, sumado a la espectacularidad en detalle y tamaño, lo convierten en uno de los monumentos romanos más importantes de todo Oriente Medio.
En nuestro itinerario “Sabores del Líbano” podrás conocer de primera mano este interesante y espectacular pedazo de historia libanesa, te aseguramos que disfrutarás de toda una VIVENZZIA.